A las 12:30 horas el párroco Marcos Arencibia ofició la misa con una homilía en la que destacó la importancia de mantener la humildad en todos los ámbitos de la vida, entre los que citó varios casos personales que entusiasmaron a los feligreses; muchos de ellos tuvieron que permanecer en pie por falta de espacio.
Una hora después, las dos imágenes fueron trasladadas hacia la calle principal del pueblo donde las mujeres encabezaban la comitiva en la que portaban a la virgen de la Inmaculada Concepción, mientras los hombres a unos metros cargaban sobre sus hombros a San Antonino.
La banda de tambores y trompetas animó el recorrido que se prolongó durante casi una hora. De vuelta a la parroquia las imágenes fueron exhibidas en la fachada de entrada y se inició la fiesta con un almuerzo popular y música en vivo en la plaza del pueblo, que este año rinde homenaje a los vecinos nacidos en los años sesenta.
Durante la noche las fiestas terminarán, después de 9 días intensos, con la puesta en escena de una obra de teatro organizada por los propios vecinos, en la que se parodia las situaciones vividas en el barrio durante el último año, y a la que asisten vecinos de otras localidades.
El concejal de Festejos, Ernesto Hernández, afirmó que tras nueve días se han realizado actos para todos los públicos con “gran aceptación y participación”, gracias a la organización de la asociación de vecinos “Guapil" y el apoyo del Ayuntamiento.
El concejal, que estuvo acompañado por el resto de ediles del grupo de gobierno encabezados por la alcaldesa, Onalia Bueno, aprovechó para felicitar a todos los vecinos que han contribuido a la realización de las fiestas.